El correo electrónico, también conocido como e-mail, es posiblemente el servicio más utilizado de Internet. Permite enviar mensajes de forma privada entre ordenadores que están conectados a la red. Un mensaje de correo electrónico está formado principalmente por texto, pero también se le pueden incorporar otros elementos como imágenes, sonidos, incluso vídeos y cualquier otro tipo de archivo. Para poder utilizar este servicio, el usuario debe disponer de una cuenta en servidor que permita el envío y recepción de correo electrónico. Es decir, se necesita un contrato (gratuito o de pago) con un proveedor que disponga de este servicio. Para poner en marcha el servicio de correo electrónico, el proveedor debe montar dos servidores. Uno para la recepción de los mensajes, denominado servidor de correo entrante o servidor POP, y otro para el envío, denominado servidor de correo saliente o servidor SMTP. En la realidad estos dos servidores no tienen que ser dos máquinas hardware diferentes, ya que lo normal es montar todo el servicio sobre un mismo equipo, pero en algunos casos se podría dar esta situación. A efectos de uso del cliente que utiliza el correo electrónico, esto es totalmente indiferente. Por hacer un símil con el correo tradicional, se puede decir que los e-mails son las cartas y que el servidor es el buzón, o su oficina de correos. Así, cuando alguien le envía una carta (e-mail), permanecerá en su buzon (servidor), hasta que usted lo abra y lo recoja (descargue).